Desde que la prensa inundó las redes sociales con la triste y penosa muerte del ídolo David Bowie a los 69 años, víctima del cáncer, a sólo días del lanzamiento de su último disco, fueron numerosos los homenajes alrededor del mundo y la industria musical que se presentaron en honor al cantante.
Desde los shows anunciados para Marzo y Abril en Nueva York, con artistas como Michael Stipe, Ann Wilson y Cat Power. Hasta los presentados en enero a cargo de Bruce Springsteen y su interpretación de "Rebel Rebel" o Flaming Lips, tocando en Aspen, Colorado, un setlist de 8 canciones de Bowie con covers de "Space Oddity", "Ziggy Stardust" y "Ashes to Ashes. Incluso la gala de los pre Grammy el domingo pasado, contó con la participación de Adam Lambert y Jack Antonoff interpretando "Let's Dance" y Dave Grohl, Krist Novoselic, Pat Smear y Beck juntaron fuerzas e interpretaron "The Man Who Sold The WOrld".
Pero la gente esperaba un show en especial, con mucha ansiedad -ya sea por la emoción o el miedo- y es que Lady Gaga se presentaría, rindiendo homenaje a uno de sus artistas favoritos. Lo más sorprendente de esto, es que para cuando Bowie fallece, Lady Gaga ya estaba agendada como artista invitada al tributo y para la artista, esto significó una señal.
Y es que la predilección e influencia que tuvo el cantante en Lady Gaga era más que evidente. Desde el maquillaje que la artista usó en la portada de Disco Heaven en 2008 hasta su persistente predilección por cambiar de looks y estilos.
Incluso durante el fin de semana hasta el mismo día de los Grammy, Lady Gaga estuvo posteando en su cuenta de Snapchat, videos sobre su nuevo tatuaje en homenaje al cantante o lo momentos previos a su llegada a la ceremonia el día Lunes, donde se le aprecia llorando mientras escuchaba canciones de Bowie para luego aparecer enfundada en un traje diseñado por Marc Jacobs, inspirado en el disco Aladdin Sane.
Traje inspirado en el disco Aladdin Sane diseñado por Marc Jacobs
Sin duda alguna, el tributo realizado por la artista logró expresar mucha emociones: tristeza, exaltación, nostalgia y canalizó a la perfección la teatralidad de Bowie así como su energía y alegría por la cual siempre será recordado.
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