Parece que nuestros congresistas están dispuestos a burlarse de los peruanos que cada día salen a trabajar sin saber si al volver por la noche tendrán el dinero suficiente para sobrevivir junto a su familia. En los últimos días no solo hemos sabido que se han aumentado los gastos de representación en casi tres mil soles, sino que ahora buscan destinar 15 millones de soles para arreglar los baños del Parlamento con inodoros eléctricos y lavamanos de mármol, unos gustos que si tanta falta les hacen, bien podrían adquirirlos para sus casas y con su propio dinero, y no con el de todos los peruanos que parecen condenados a financiar caprichos de gente que poco o nada aporta al país, que más bien hace noticia por los escándalos y chanchullos en los que andan metidos. El problema de esta gente es que no tiene freno, pues se siente muy poderosa e intocable. No deben olvidar que si no logran la reelección que han aprobado para ellos mismos, desde julio de 2026 volverán al anonimato y tendrán que bajarse de la nube en la que se encuentran, con el añadido de que ni en sus pueblos los van a recibir con afecto.